jueves, 7 de agosto de 2008

Foro Zombie

En el marco de la celebración del 1 Aniversario del blog Le Zombie, se inaugura el primer foro oficial dedicado a ustedes, el espacio virtual donde sus comentarios y críticas serán atendidas oportunamente por el webmaster, sírvanse ustedes de este lugar y no olviden portar en sus sitios que pertenecen a este distinguido foro.



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miércoles, 2 de julio de 2008

Parecido Razonable

"La expresión del alma en un rostro. Sólo se necesita que pueda pintarse un rostro con una expresión anímica para creer que, en realidad, son los colores y las formas lo que provoca esta impresión. No debe creerse que sean solamente los ojos -el globo ocular, los párpados, las pestañas, etc.- de una persona aquello en lo cual uno puede extraviarse, en lo que uno puede ver con asombro y fascinación. Y, no obstante, éste es justamente el efecto de los ojos de un ser humano. "
Ludwig Wittgenstein


En aquel callejón literario y en pleno drama de época me encontré de pronto sumergido en una nueva tienda de comics donde se celebró la lucha de las dos editoriales más importantes ... era Sábado con lluvia, la marcha gay nos llevaba ventaja y aprovechando la mojada compré como habitualmente lo hago en otras tiendas de comics, el catálogo Previews y más tarde me decidí también por Speak of the Devil de Gilbert Hernandez. Al mismo tiempo JC (Lestat) se ganaba el Watchmen edición de lujo, y nuevos geeks se integraban a la discusión en pleno verano de Popeye al finalizar el día ... si bien ya estaba mensajeado por todas partes ... llegué a casa y revisé de lo que me debería impresionar más tarde, esa noche de madrugada pude hojear y seleccionar la habitual página del catálogo con mi preferido y siempre bien ponderado plumin negro, que con su ayuda dividió a las demás hojas para mostrarme RASL que si bien se definen al personaje como:

"He’s an art thief who possesses an odd machine that can warp him into a pocket dimension known as “The Drift”. This pocket dimension acts as a hiding place for him until the coast is clear"

Sonaría interesante, pero mucho más el concepto de portada luminosa que tendría que hojear ayer y detenerme en los detalles del tercer ejemplar ... que como sabe, guarda un importante parecido con la persona más especial de mi vida ... ella no lo sabe pero está a punto de ser superamalgamada por situaciones que todavía no comprendo ...



... La protagonista se hace llamar Maya ... el protagonista la lleva tatuada en su brazo derecho ... y hablando con la numeralia también me di cuenta que la portada tiene cierto apego al misticismo, pues debajo de la "L" del título Rasl viene impreso el número 3, que no quiere decir otra cosa que L*3 a mi alcance, en una portada de comic que salta de los catálogos y que habla mucho por la noche ... júzguelo usted mismo, haga sus comentarios y encuentre las diferencias (se las agradeceré).




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miércoles, 25 de junio de 2008

FUCK YOU

La nueva generación biopsicomecanoide altera la ansiedad y la depresión común y corriente. Accidentalmente han platicado entre ellos, se identifican en su hiperactividad, especificamente buscan un caramelo y la discriminación no les importa ... alguien las quiso hacer recapacitar, pero literalmente no escuchan a los demás, han seguido ausentes largo tiempo y su vida trasciende de la calma parcial a la angustia que provoca la excesiva violencia, nadie se enamora de ellos ... en su ego penetra el perfil pedófilo a nivel clínico, sus amigos son escasos y ocasionalmente se les ve en lugares públicos, es por ello que poca gente los ha visto, o mejor dicho, pocos son quienes verán con preocupación su trayectoria, debido a la vacunación urgente que existe desde hace más de un siglo que trajo prosperidad y alegría al pueblo que se señale ... así, la suburbia queda marcada en la nueva era ...




Nombre: 8987254


Fecha de creación: Confidencial

Descripción: Después de la explosión de la capa siderúrgica que sustituyo a la de ozono, los números aleatorios fueron apareados por la codicia corporativa central, causando un incendio eléctrico que cambió la amenaza solar, pero que trajo consigo nuevas y neutras configuraciones, para evitar sospechas los restos de androides fueron expuestos a las criaturas de hierro que definieron el rumbo de todas estas especies que cuentan con tejido humano pero más flexible, algunos pueden volar no muy alto y pueden generar hasta 300, 000 millones de huevecillos por segundo, se destacan por servir a los guardianes de la Gran Orden y aspiran a vivir bajo un techo donde las radiaciones no calcinen sus posesiones.

Nombre: Eliana y 1270

Descripción: Después de que un programa computarizado le mostrara las noticias a Eliana, una fuerte explosión neural le provocó la pérdida de conocimiento y memoria, pero fue rápidamente reemplazada por un conducto que dio a luz a su 1270 que no se encontraba dañado al momento de la catástrofe, donde murieron 100 multi mega bytes y el archivo de otro siglo desconocido.
Así fue como se conocieron, ella le concedió el derecho de amputarla y él inegablemente accedió a desmembrarla para, según afirmaron evitar otra catástrofe derivada de las computadoras ... sin falta asisten a todos los conciertos de Mozart y han hablado con mentes que permanecen varados en épocas distantes que todavía no se han podido inventar, es una noticia ideal para la costumbre.

Continuará ...





jueves, 29 de mayo de 2008

Halloween 1978

En Textos de textos le doy la bienvenida a otros pensadores que insinuan saber de lo que hablan, o pretenden ser duros amaestrados en su profesión como escritores, es por ello importante darle la bienvenida a un escritor novato que escribió algún día sobre la película Halloween de 1978 (aplausos)


Juan Carlos Matilla.

Filme mítico ("Halloween", 1978) supuso la consagración definitiva de John Carpenter en el ámbito del cine de horror contemporáneo. Carpenter es uno de los pocos cineastas de la actualidad cuya modernidad está a prueba de modas pasajeras y caprichos eventuales de la crítica. Nos acercamos a esta mítica obra con la humilde intención de reverenciar el talento de un creador único y, de paso, glosar la tétrica figura de un icono del séptimo arte: Michael Myers
Elegante constructor de formas visuales y deslumbrante narrador en imágenes, la figura de John Carpenter destaca en el terreno del cine estadounidense por su radical independencia, su progresismo alejado de las leyes de lo políticamente correcto y por su fidelidad a un estilo visual caracterizado por su pasión por los clásicos del cine americano (Hawks, Ford y todo el western en particular), el soberbio uso del formato panorámico (al que siempre le ha sido fiel) y su predilección por primar la sugerencia por encima de lo explícito. Tras debutar con Dark Star (1974) y sorprender a la crítica con Asalto a la comisaría del distrito 13 (Assault on Precinct 13, 1976), en 1978 Carpenter alumbró parte del cine moderno de horror con La noche de Halloween, la cinta que le dio fama mundial y prestigio crítico amén de la deseada categoría de auteur concedida por la prensa francesa (algo menospreciado por algunos directores aunque, en realidad, darían media vida por conseguirlo). Además, con este filme inició su época de mayor esplendor artístico, constituido por otras tres obras maestras como son La niebla (The Fog, 1980), 1997: Rescate en Nueva York (Escape from New York, 1981), y La cosa (The Thing, 1982), que junto con La noche de Halloween conforman un esplendoroso póquer de aciertos que permanecerá para siempre entre lo más destacado del cine fantástico de todos los tiempos.
Hagamos un poco de historia. El origen de La noche de Halloween se debió a una iniciativa del distribuidor estadounidense Irwin Yablans (quien se había encargado de la exhibición en EUA de Asalto a la comisaría del distrito 13). Yablans le propuso un proyecto de filme de horror a Carpenter y le avanzó sólo dos ideas que finalmente resultarían fundamentales: la película debía situarse en la noche de Halloween y se titularía The Babby Sitters’s Murderers (algo así como "Los asesinos de las niñeras"), ya que la intención del distribuidor era realizar un filme barato que se vendiera bien entre el público adolescente, por lo que potenció ya desde el principio la temática juvenil. Molesto tras su negativa experiencia durante la preproducción de Ojos (Eyes of Laura Mars, 1978), Carpenter aceptó enseguida pero exigió el control total de la obra, condición que fue aceptada por el productor y cineasta Moustapha Akkad a cambio de una espectacular reducción de presupuesto (el filme costó unos míseros 320.000 dólares). Con la colaboración de Debra Hill (productora de sus primeros filmes), Carpenter escribió en sólo 8 días el guión definitivo en el que se propuso recuperar parte del lado más de enigmático y maléfico de la leyenda céltica de Halloween a partir de un tratamiento narrativo deudor del giallo italiano y de otras obras de horror como El fotógrafo del pánico (Peeping Tom, 1960) de Michael Powell (cuya secuencia inicial recuerda en parte a la de La noche de Halloween) y la filmografía de Alfred Hitchcock (aunque la influencia del maestro del suspense se hizo más evidente en su siguiente filme, La niebla). Por otro lado, la elección del reparto combinó ciertos actores semidesconocidos que se acabarían convirtiendo en rostros habituales en el cine carpenteriano (como Nancy Loomis o Charles Cyphers), con dos aciertos totales: Jamie Lee Curtis (cuya esforzada interpretación de la acechada Laurie Straude le valió el título de Reina del Grito) y el gran Donald Pleasence (quien supo otorgar al papel del doctor Loomis el tono obsesivo de todo buen discípulo de Van Helsing).

El carácter sobrenatural de Myers también incide en la forma en que los escenarios son mostrados. Desde el punto de vista de la ortodoxia narrativa, hay muchos momentos incoherentes en La noche de Halloween en los que Carpenter rompe a propósito la lógica del relato para insistir en el poder casi panteísta de Myers.

El filme se rodó en California en 21 días y, tras el estreno, se convirtió en el filme independiente de mayor recaudación de la historia. Su revolucionaria puesta en escena, su temática y enfoque siniestros y su decidida apuesta por ganarse el beneplácito del público juvenil sentaron cátedra. Tal fue el éxito del filme que creó un nueva corriente en el cine de horror contemporáneo: el slasher, subgénero que proliferó en Estados Unidos durante la década siguiente con títulos como, Viernes 13 (Friday the 13th, 1980), de Sean S. Cunningham, Prom Night (1980), de Paul Lynch, o El tren del terror (Terror Train,1981), de Roger Spottiswoode, obras muy irregulares aunque todas ellas bebieran directamente de los brillantes postulados estéticos y éticos de La noche de Halloween. Años más tarde, el tándem Kevin Williamson-Wes Craven (responsables de la infumable saga de Scream) intentaron actualizar las principales aportaciones estéticas del filme de Carpenter pero, en lugar de inspirarse en su excelente trabajo de puesta en escena, se limitaron a reducir sus motivos iconográficos a meros clichés. No ha sido hasta hace bien poco, con filmes como Alta tensión (Haute tension, 2003), de Alexander Aja, o La casa de los 1000 cadáveres (House of 1000 Corpses, 2003), de Rob Zombie, que la huella de La noche de Halloween ha sido sabiamente recogida por las nuevas generaciones de cineastas.Dejando a un lado la génesis del filme, el primer aspecto de la obra que me gustaría comentar es la novedosa concepción del personaje de Michael Myers, cuya originalidad se debe a una razón ya conocida por todos los amantes del género de terror: La noche de Halloween recogía una visión del psicópata entendido como una expresión de la maldad en su estado más puro y abstracto. A diferencia de los asesinos trágicos e imperfectos de los gialli, los seres escindidos de Hitchcock o Powell o los criminales góticos y decadentes al estilo del doctor Jeckyl o Jack el destripador, Myers es el Mal en mayúsculas, sin ningún tipo de coartada psicoanalítca, sociológica o cultural. Además, la noción de malignidad para Carpenter es, como muy bien apunta el crítico Quim Casas, una "fuerza de la naturaleza", por tanto, superior a la capacidad de cualquier ser humano. A pesar de que el director de Golpe en la pequeña China sitúa al personaje en un lugar y tiempo determinados y le da una identidad concreta, Myers no es un personaje más, es una entidad de pura maldad que rechaza todo lo humano (de hecho, se cubre con una máscara para borrar su identidad) y adquiere dotes sobrenaturales (su poder es inmortal y su malignidad, omnipresente).

Pero la gran baza del filme es su apuesta decidida por el minimalismo formal, el ascetismo estético y el mantenimiento del tempo de suspense hasta el límite. Además, Carpenter construye los momentos terroríficos del filme a partir de una expresiva suma de elementos cotidianos y otros más estilizados.

Fruto de esta personal concepción del mal (abstracta e intangible), el tratamiento del espacio fílmico en La noche de Halloween es profundamente coherente a la identidad sobrenatural y demiúrgica de Michael Myers. Tanto los elementos de escenografía del relato (decorados grises, casas en ruina, espacios muertos y deshabitados) como los mecanismos narrativos que utiliza Carpenter para filmarlos (travellings laterales, profundidad de campo, planos subjetivos, largos planos-secuencia y reencuadres misteriosos) muestran un tratamiento de los escenarios en los que es más importante revelar el inquietante punto de vista del asesino que no los acontecimientos en sí mismos. Tal y como definió acertadamente el especialista Gonzalo de Lucas en La noche de Halloween se produce una autentica "posesión del espacio" de manos del personaje del psicópata (y finalmente, del propio Carpenter). Ya desde el celebérrimo plano-secuencia inicial, la cámara se identifica con el punto de vista del asesino, creando así una conseguida atmósfera de terror puro que busca continuamente la sensación de intranquilidad, de acecho continuo. El espacio pasará de ser un elemento externo a convertirse en un mecanismo más de la malignidad del monstruo, en una prolongación de su poder. Así, los largos travellings iniciales que muestran los paseos de los protagonistas durante la primera media hora del metraje (la parte más interesante de la película, sin duda) inciden en la idea de que alguien (o algo) está espiando desde el fuera de campo (sensación que se enfatiza gracias al magnífico uso que hace Carpenter de la profundidad de campo y el scope). Además, el uso de la cámara en movimiento, de los lánguidos planos estáticos que muestran la urbanización deshabitada, del continuo sonido en off de la respiración de Myers o de los breves escorzos de la silueta del asesino agazapado en la oscuridad o escondido detrás de puertas, sábanas colgadas o matorrales, son un reflejo de esta idea. Con ellos, Carpenter parece querer decirnos que el psicópata controla los espacios a su voluntad ya que él es, en definitiva, el demiurgo de la acción (aspecto que también se encontraba en los gialli italianos pero no desde un punto tan estilizado como en La noche de Halloween).
El carácter sobrenatural de Myers también incide en la forma en que los escenarios son mostrados. Desde el punto de vista de la ortodoxia narrativa, hay muchos momentos incoherentes en La noche de Halloween en los que Carpenter rompe a propósito la lógica del relato para insistir en el poder casi panteísta de Myers. En el primero de ellos, Carpenter introduce un travelling lateral presuntamente subjetivo de Myers persiguiendo desde el interior de un coche a Tommy, uno de los niños protagonistas, pero este movimiento se realiza desde un ángulo imposible ya que no está filmado desde el asiento del conductor sino desde el trasero, que permanece vacío (en realidad, no es Myers sino el propio espacio el que está espiando al niño). Lo mismo ocurre con otro momento en el que Carpenter, desde un punto de vista aparentemente objetivo, filma en travelling a Laurie junto a sus amigas pero, de golpe, la cámara se detiene mientras las jóvenes avanzan por la calle. En este momento Carpenter, en lugar de cortar el plano, rompe la lógica clásica y lo mantiene hasta que al final introduce un breve y anarrativo movimiento de cámara que insinúa que algo las está espiando aunque no se introduzca ningún inserto de la figura de Myers (con lo que convierte un plano externo a uno extrañamente subjetivo). Esta obsesión por el poder asfixiante e inquietante de los espacios queda subrayado en el memorable final de la película (un sabio ejemplo de cómo introducir los tiempos muertos en la narrativa fantástica), en el que Carpenter recorre los siniestros y deshabitados escenarios del filme, en los que aún percibimos la huella de Myers (ya que oímos su respiración amplificada) pero no le vemos (señal de que, en realidad, lo importante no es su presencia física sino su poder indeterminado y maligno). Todas estas rupturas no hacen otra cosa que demostrar el talento de Carpenter a la hora de subvertir los mecanismos habituales de la narración de suspense.

Pero la gran baza del filme es su apuesta decidida por el minimalismo formal, el ascetismo estético y el mantenimiento del tempo de suspense hasta el límite. Además, Carpenter construye los momentos terroríficos del filme a partir de una expresiva suma de elementos cotidianos (un coche vagando por la ciudad, un teléfono que suena de forma inesperada, una casa deshabitada) y otros más estilizados (como el ya citado plano-secuencia inicial o el siniestro plano de los pacientes del psiquiátrico vagando por la oscuridad, un guiño más que evidente a los filmes de George A. Romero). La elegancia de la puesta en escena, la presencia constante de la "sombra" de Myers en el espacio y la ausencia de efectos gratuitos son utilizados para construir un relato turbio y angustioso sobre el desamparo del ser humano ante lo desconocido. Tal es el clima de inquietud que construye Carpenter que, hacia el final del metraje, cualquier cambio de plano, movimiento de cámara o reencuadre provoca una gran sensación de desasosiego en el espectador, consciente de que La noche de Halloween es un filme sin lugares seguros ni escondites acogedores.
La noche de Halloween es uno de los pocos títulos que justifican por sí solos la férrea defensa que muchos hacemos de la calidad del cine de horror. Su perfección visual, su malsana poética y su hálito de obra inmortal son los motivos que deben (y pueden) prestigiar un género.

El éxito de la inmortal obra de Carpenter generó siete secuelas, de las cuales sólo conozco cinco. A diferencia del resto de sagas del cine de horror contemporáneo (véase Aullidos, Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street), lo cierto es que no todos los filmes de la saga de Halloween son execrables sino que más de uno contiene momentos inspirados y son altamente recomendables. Las más interesantes son las dos primeras, que aún navegan por territorio 100% carpenteriano. La primera de ellas, Sanguinario (Halloween II, 1981), de Rick Rosenthal (hombre de confianza de Carpenter), continua la narración justo en el momento en el que la dejó el creador de La niebla: en la noche de Halloween de 1978. Protagonizada por los mismo intérpretes, Sanguinario se beneficia de la sensación de déja vu que desprende el metraje ya que retoma (aunque sin el mismo acierto) el estilo de Carpenter (mismo uso de la cámara subjetiva, del alargamiento del tempo del suspense y de los efectos de sonido) pero a la vez lo traiciona al introducir un vínculo familiar entre Michael Myers y Laurie (en realidad, son hermanos), con lo que justifica la enferma sed de venganza del asesino (aspecto que se aparta por completo de la visión abstracta del Mal del filme de Carpenter). El siguiente filme (sin duda el mejor de la saga) fue Halloween III. La hora de la bruja (Halloween III. The Season of The Witch, 1982), dirigida por Tommy Lee Wallace (otro de los habituales colaboradores de Carpenter), aunque habría que decir que en realidad no se trata de una secuela ya que la trama se aparta por completo del personaje de Michael Myers (que ni aparece en el filme) y se centra en la actualización de la leyenda céltica de la noche de Halloween a partir de la figura de un enajenado empresario de juguetes que idea unas infernales máscaras infantiles destinadas a destruir a todo el que se las ponga durante la fatídica noche y desatar así una nueva época de maldad (aquí se nota la influencia de la obra del creador de Quatermass, Nigel Kneale, una de las grandes influencias de la filmografía de Carpenter). Tensa, original y (bastante) violenta, esta secuela es una de las grandes películas olvidadas del género y su ajustado ritmo, su singular planteamiento, su aura de filme maldito y su expresa voluntad por apartarse de las líneas argumentales del primer filme de la saga bien merecen un reconocimiento general, aunque sea tardío. Estas dos secuelas fueron supervisadas por Carpenter (quien se reservó las tareas de producción y guión) y eso se nota en el genuino aroma de serie B que desprenden y en el estilo distanciado y minimalista característico del autor de Vampiros.
Tras dos secuelas (Halloween IV, 1988, de Dwigt H. Little y Halloween V, 1989, de Dominique Othenin-Girard) que desconozco pero en las que se retomó la figura de Myers, Joe Chapelle se hizo cargo de la sexta parte: un desaguisado llamado Halloween. La maldición de Michael Myers (Halloween. The Curse of Michael Myers, 1995) en las que la sombra de Carpenter ya no aparece por ninguna parte. Frenética e hiperviolenta, Chapelle abraza el estilo visual más manido (montaje en corto, ángulos forzados y ritmo trepidante) para continuar la saga, en la que Myers persigue ahora a los descendientes de Laurie, personaje que ya no aparecía en las dos anteriores partes. A partir de este título, la saga avanzó hacia terrenos convencionales y muy influidos por las obras de Kevin Williamson y Wes Craven en dos obras del todo prescindibles: Halloween H20 (1998), de Steve Miner y Halloween. Resurrection (2002), de nuevo dirigida por Rick Rosenthal, flojas continuaciones de presupuesto más holgado que, a pesar del regreso de Jamie Lee Curtis, no logran despertar el más mínimo interés.
La noche de Halloween es uno de los pocos títulos que justifican por sí solos la férrea defensa que muchos hacemos de la calidad del cine de horror. Su perfección visual, su malsana poética y su hálito de obra inmortal son los motivos que deben (y pueden) prestigiar un género. Mucho le debemos a Carpenter, pero a la vista de la categoría artística de La noche de Halloween, las palabras de defensa de los entusiastas del cine fantástico no bastan. Quizás vaya siendo hora de que los grandes creadores que han sido tradicionalmente despreciados por según que círculos, debido a su adscripción a los géneros "populares", reciban el reconocimiento que merecen.



miércoles, 28 de mayo de 2008

Rue Morgue

Esta parecería una noche como cualquier otra, esta vez la morgue parece distinguirse de cualquier otro tema, con todos sus elementos imaginarios, gráficos y extraños casos que vengo hoy a contar. En aquel número de Amazing Detective Cases, que como en un principio trató los temas que naturalmente le pertenecían, empezó a apostarle por el comic de horror, en el número once del año 1952 comenzaba la dicha bona fide que trajo a sus fieles "Murder in the Morgue". En esa historia vemos a Willie, vigilante nocturno del lugar que tras haber querido maniobrar su auto dejó muerto a un pobre transeunte; tal vez hayan sido las maquinciones de su conciencia pero por dos semanas Willie ha sido perseguido por la amenaza de una presencia invisible. En un brutal estrangulamiento en close up un doctor inocente encuentra su final con Willie camninando hacia la morgue, era simple y directo en el punto pero funcionaba.



Años más tarde los brochazos de Gene Colan trajeron de la vida maldita la historia de "The men in the morgue", otra más para Atlas en "Adventures into Terror" (1954). Mientras una pareja pandillera intenta entrar en el santuario un final desastrozo los espera ... un final que deja sin ecos de angustia, ni clemencia al aparecerseles el hermano de quien atendía ese lugar ...
La próxima vez que trabajen hasta tarde en la morgue, tengan cuidado de verificar que nadie los observe porque esa institución puede estar siendo visitada por los muertos vivientes ...


martes, 6 de mayo de 2008

"Fan from Hell"

Hoy si bien he abusado de las musas para escribirle bien a quien sigue leyéndome, me expuse a rellenar el mecanismo de mi pluma fuente con unos cuantos mililitros de mi sangre, el plasma se separó, terminó coagulándose, tapó la punta y echó a perder el mecanismo de llenado ... la próxima mejor compro un tintero rojo y dejo de ser tan estúpidamente bohemio ... después pondré una imagen de lo que escribí ... pero mientras esa espera llega, hoy la fiera fanática dictará su sentencia; les será aterrador saber que de terminologías anglosajonas se desprende una que se esconde en el abecedario latino para poder definir la enfermedad, y lo desquiciante que puede llegar a ser un "fan from hell", si acaso usted lector o lectora es denominado así, retírese inmediatamente de este lugar, yo se lo advierto. Con esa aclaración adjunta al mensaje revierto mi lógica para inmediatamente definirlo:
Fan From Hell; adj. lat. ang. Dícese de la persona que abusa del término "fan" y se traslada al infierno (inferum) para demostrar su capacidad y devoción.
Si bien el color rojo favorece a esta devoción post lacaniana de la relación con el objeto, este tipo de seres rezan a sus ídolos, tiene contacto con la especie freak, aborrecidos ambos por el sistema lingüístico ... y ante los ojos de la gente ... (véase Freaks de Browning) ... observa valores donde no existen valores, el diálogo es casi imposible, no se puede mantener una conversación racional con ninguno de estas sub especies, ya que recordemos que el término HELL se define como infierno inferum en latín que denota lo que se encuentra debajo, aunque debajo no quiera decirnos propiamente que sea detestable en algun sentido ... pero ese es el caldo de donde se vierte la pedantería y apriorismos fanáticos saturada de dogmas que una vez fanático del inferum se escuchan voces que claman más y obtienen por lo regular menos, esa clase que se muestra atraída por toda la pléyade de referencias al 666 y contradictoriamente un porcentaje marcado (%) producen que la mercadotecnia explote como un jet para todas estas mentes pseudo divinizadas con la única alternancia ficcionalizada en un entorno que concluye con la plena insatisfacción ...



martes, 29 de abril de 2008

"1 año"

Después de intensos meses de estar juntos, puedo decirle a todos que comienzo una vieja etapa de deseo y una nueva por el día que hoy será recordado como el primer año al lado de tantas coincidencias graciosas a través de desmitificar la fantasía precabidamente y convencido que todo proceso de evolución significa cambios, y ésta no es la excepción. Quiero agradecerte PRINCESA el haberme dejado cuidarte, y mostrarme lo grande que es el mundo a tu lado; en el escenario de lo que guardábamos celosamente y que no había podido ser desplegado con nadie más, hoy la vida se centra en nuestro poder y de todas las necesidades que deben ser cubiertas, pronto. Hoy respiro tus besos, como la mayoría de las veces cuando me encuentro lejos ... sentirlos es una sensación indescriptible que sólamente los enamorados que muestran plenitud en la relación lo pueden sentir vibrar ... la vida juntos fue aquella pesadilla en la que nos encontrábamos solos, y nadie acudía a salvarnos ... pero en su contraparte nos encontramos en el camino y al ser auxiliados mutuamente nos dimos cuenta que la fortaleza se centra en los dos ... así es como te rindo homenaje, dividiendo mis cualidades y las que no son tanto para complementar la vida con ese "corazón roto" simplificado en nuestros simbolismos.
Como acertadamente dijiste, no parafraseandote pero aproximándome a tus palabras, "sacamos lo mejor de nosotros ante los demás, estando los dos juntos", palabras sabias que jamás se me podrán borrar de la mente.
Con el paso de este tiempo conocí tu madurez emocional, pero insisto en no darlo a conocer porque fue tan especial que prefiero guardarlo en mis propios misterios ... quedo enamorado de ti ... de tu perfume que guardas en tu corazón ... cuan acostombrado me quedé contigo.

Enamorado de ti


yo.






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